La Escuela en la era digital


  • Autor:  Magadalena Hernández Ramírez

Vivimos en un mundo tan condicionado por la economía que el discurso dominante es: “Hay que tener espíritu emprendedor”


Dice Aristóteles que el hombre tiende por naturaleza al saber. Y este lo adquirimos con la experiencia y la memoria. Pero en la era digital la percepción de estos conceptos está cambiando vertiginosamente. El mundo nuevo, el único que conocen los jóvenes, es el mundo de Internet, de las redes sociales y de la comunicación instantánea. Se está creando un verdadero problema de adicción a los artilugios tecnológicos. Se extiende la idea de que sin conexión no existes. Y la industria tecnológica crea algoritmos para tenernos pegados a la pantalla.

Internet nos proporciona mucha información, pero esta no hay que confundirla con la formación, que solo se adquiere con reflexión, estudio y esfuerzo. Vuelvo otra vez a Aristóteles que afirmó que el hombre nada puede aprender sino en virtud de lo que ya sabe, y sabe lo que recuerda. ¡Qué lección para los que afirman que no tiene sentido memorizar nada porque todo está en Internet!

En esta formación, lógicamente, juega un papel decisivo la escuela. Esta se ha convertido casi en el único lugar en donde los chicos se rozan con el conocimiento, donde se les pone en contacto con los clásicos, concepto que parece haber cambiado de significado, pues ahora lo son en la medida en que casi exclusivamente se los van a encontrar en clase. Otra cosa que dijo Aristóteles es que el hombre es por naturaleza un animal político, es decir, un animal que vive en sociedad. Así, frente al abuso de las redes sociales, la escuela tiene que ser un espacio de socialización y encuentro entre los alumnos, donde aprendan la solidaridad, la amistad, el compañerismo y proyecten esos valores a la sociedad, convirtiéndose en buenos ciudadanos.

Pero pasa lo contrario, es la sociedad la que está influyendo en la escuela y pretende formar a los alumnos como trabajadores y consumidores que sostengan el statu quo... Vivimos en un mundo tan condicionado por la economía que el discurso dominante es: “Hay que tener espíritu emprendedor”, aunque sería más importante promover el espíritu crítico para discernir que esta sociedad que nos están creando es un gran retablo de las maravillas y para gritar, como el niño del cuento, que el rey está desnudo.



https://elpais.com/elpais/2019/02/22/opinion/1550856765_454245.html

 

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